Pienso que existo, y desconfío.
Las palabras vienen, llegan, desde un más allá
y regresan.
(Que no soy yo, digo, en un intento por decirme)
No están las palabras en los dedos ni en la lengua.
Bullen,
hirvientes en los huesos de la caldera.
Crespas, resecas bajo soles de azufre,
aletean, se debaten, se mezclan, se deshacen.
Se rehacen:
las palabras, el desconfío de ser,
aunque piense,
aunque apague con la planta de los pies
la llama del tiempo.
2 comentarios:
Todos, y cada uno de tus textos, me traen una variedad infinita de imagenes de todo tipo... por eso, cuando puedo, los leo y releo hasta cansarme.
Este en particular me hiso acordar a esas clases en las que leiamos los poemas de Girondo.
Me encantaban esos poemas. Eran tan extrañamente hermosos que ni yo podía explicar qué tipo de belleza era la que me hacía resaltarlos tanto. El de la mujer etérea, el poema 12... "todo era amor", no se si fue en clase que leimos o no "cansancio"... en fin, este poema me hiso recordar a girondo.
gracias por dejar un mensaje en mi blog, siempre son bienvenidos y siempre me dibujan una sonrisa. :D
un beso grande
y segui asi ;D
Hola Patricio, tanto tiempo sin pasar a visitar tu blog y mucho menos el mío. Veo que tampoco actualizaste desde hace rato, supongo que estarás a las corridas bajo las reglas de la rutina y demás.
Pero pasaba a dejarte saludos y mucha suerte. Que todo te esté saliendo maravillosamente bien. Saludos a vos y a Bárbara. Éxitos para ambos.
Julieta.
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