jueves, 11 de marzo de 2010

HABÍA QUE DECIRLO


Restos anticuados, museo de vieja ciencia

que regresa con alas negras

en huracanados bostezos

de hojas

de polvo

de tierra


Restos de un espejo que roto

fue la lluvia que protegió

esta soledad


Y regresa la canción de los renacuajos

croar de mis sapos

crepitar de mis pasos sobre el agua, sobre

una marea de piedra


Es una sensación que no invito

y no se limita en límpidas palabras:


algo

diría que algo como un amanecer en el pecho

de luciérnagas

o un prófugo reflejo sobre el agua