Quizás la oscura intuición de que todo aprendizaje es una preparación para un acontecer superior, un viaje que desligará por completo las ataduras del hombre a la tierra, a sus leyes materiales y físicas.
La intuición de una pronta liberación, aún incomprensible, del salir de la cueva hacia un lugar-otro, con todas las implicancias de la otredad.
Entonces desligar ataduras y abrirse a un dictado, a un flujo sin palabras, sin distancias ni tiempo, sin cuerpo, sin ojos, sin dedos que fragmenten la comprensión del presente.
La intuición de una pronta liberación, aún incomprensible, del salir de la cueva hacia un lugar-otro, con todas las implicancias de la otredad.
Entonces desligar ataduras y abrirse a un dictado, a un flujo sin palabras, sin distancias ni tiempo, sin cuerpo, sin ojos, sin dedos que fragmenten la comprensión del presente.
La intuición de un próximo aprendizaje humano.