martes, 13 de octubre de 2009

lejos de los días

No había primavera para el que esperaba el salto de los días. Sus gacelas enfermas, agonizando, entre claveles negros (sus ojos claveles negros) lejos de los establos donde palpitan los racimos de las uvas de oro. Esperando.
No había primavera cuándo. Ahora o nunca, sin primavera. Esperando. ¿Las palabras que nombren los días? ¿El último latido, de sueño, de bengalas, de cielos rotos por el alba?
No hay primavera. Mi lengua dormida. Un nudo de cadenas en los dedos, sin candado, pero tan con candado las horas.
No hay primavera en las lecturas, que pasan sus hojas, los minutos pasan como hojas, relojes basta, me pide el que espera los saltos.
Se confunde el que padece la renguera de los años. Me confundo y no soy nada. Soy mundo. El silencio del mundo. Una perla que late, en un fondo, de mar o de cielo. Es lo mismo, es fondo.
Sin primavera, el fondo. Helado, quieto como el capullo, a punto de morir, porque no ha llegado a ser, chasquido al menos de primavera.

3 comentarios:

BlueSora* dijo...

De alguna extraña manera me inundó un sentimiento inexplicable mientras leía lo que escribiste. Quizás sea porque estos días que pasaron no tenía el cálido abrazo de la primavera. No podía sentarme entre las coloridas y brillantes flores de mi jardín sin dejar de sentir que no pertenecía a ese mundo. Con una media sonrisa forzada. Y aún así sentí calma. Cada una de tus palabras me traen la tranquilidad de un cielo despejado. Gracias Pato!! :)

Jimena dijo...

Me pregunto qué le pasa a tu personaje que ya no puede sentir el palpitar de las flores, me pregunto por donde andarán rondando sus pensamientos... Ojalá, de manera tenue, pero sorprendente pueda este personaje volver a pellizcarle las nalgas a la primavera, ojalá pueda imaginar que el fondo puede ser el principio de todo.

Graciela dijo...

Ante tanta palabra bella, me quedo sin palabras...simplemente te digo que -como siempre- me encanta tu prosa.Besos.