viernes, 25 de septiembre de 2009

De una vieja cosecha encontrada en cajas de ayer

Una palabra medida, palpitando como un pájaro entre las manos, para disipar esta soledad, la noche envuelta en silencio, para el regalo del amanecer, de los ojos fosforescentes después de tanto humo, de tanto viento en los corredores de la sangre.
Una palabra para no sentirse tan solo, tan en el limbo de los vasos a medio llenar, esperando, una luz, un decir, un dedo señalando el punto que atravesar.
Una palabra, nada más.
De tu aliento lejano, desconocido, ansiado de caricia muda, tu palabra para sanar esta noche.

Una palabra que abra este capullo que soy, que somos, del cual no podemos despertar porque duele.
Una palabra que es astilla de bienestar, ante la ceniza en los labios, baba en los ojos, los ojos que no ven, no pueden, aunque quieran no pueden ver.

2 comentarios:

Graciela dijo...

"Una palabra que es astilla de bienesta..." veo una imagen perfecta. Para los que amamos las palabras por la belleza y el poder que encierran, esta imagen nos llega al corazón. EL TEXTO ME PARECIO MARAVILLOSO, sabés muy bien que me encanta tu prosa y cada día aparece más pulida, mejorada. FELICITACIONES

BlueSora* dijo...

Lei el texto "27 años" y comenté lo siguiente:
Mientras lo leía me sentía ahogada en esas clases de lengua y literatura de hace como tres años. Parece que fue ayer que sentía ese oleaje de palabras y metáforas en mi frente y al gesticulador Tritón intentando silenciar a un cardumen de peces alborotados.
Una pecesita en especial siempre encontró magnificas cada una de sus clases.
El amor hacia la literatura es algo que sale por tus poros y endulza los oidos y los ojos de algunas personas como yo.
Gracias por esos días ricos en belleza que van a quedar eternamente grabados en mi.

Yo porque no se si, al ser una publicación de hace unos meses, lo leiste o no.
Besos Pato
escribis hermoso